Como les nombré en mi artículo anterior, estaba en el municipio de la Macarena, en el departamento del Meta, conociendo Caño Cristales. Estando allí oí hablar de «Raudales», así que enseguida me dediqué a indagar más por este sitio, que según decían era muy hermoso. Atraída por los comentarios que oía decidí armar paseo para el otro día y sin ni siquiera preguntar cuánto costaba ir hasta Raudales o que tan lejos era, me embarqué en esta nueva aventura y programé la salida para el otro día. El ánimo bajo un poco cuando en la noche supe que la canoa hasta allá sin incluir guianza me costaba 400.000 COP, bueno ese estado anímico duró dos minutos, pues tocaba buscar más turistas que quisieran ir a conocer, así que con ayuda de Juan, mi guía, se consiguieron más personas y en menos de dos horas ya teníamos cupo total para el otro día.
Todos muy puntuales al primer rayo de luz del día nos encontramos en el puerto y embarcamos en la canoa de Lalo, aguas arriba por el Río Guayabero. La primera parte fue en medio de un río caudaloso pero bastante tranquilo y con una fauna y flora variada y siempre la Sierra de la Macarena imponente a nuestro lado.
No sé porqué, pero en medio de tanta naturaleza y hermosos paisajes me acordé de la canción de Arnulfo Briceño, Sierra de la Macarena, de la cual les copio aquí el audio cantada por otro colombiano René Devia y que describe muy bien este bonito lugar.
El hoacín, una bonita ave tropical que se encuentra en las zonas alrededor de los afluentes de los ríos Amazonas y Orinoco, nos acompañó a lo largo del Río Guayabero, también vimos garzones, y diferentes tipos de aves.
También encontramos diferentes variedades de monos.
Esta bonita Iguana muy oronda se asoleaba a nuestro paso
Encontramos babillas y tortugas a lo largo del trayecto
En el delta que forma la desembocadura del Río Lozada en el Río Guayabero hermosos delfines daban alegres saltos alrededor de nuestro bote. Para ese momento de andar río arriba, el motor de nuestro bote empezaba a sonar un poco extraño, razón por la cual supuse que algo andaba mal, y efectivamente el motor no tenía la fuerza para pasar los raudales que encontraríamos, así que nuestro avezado canoero atracó la canoa con el fin de realizar algunas reparaciones, lo que supuso que todos nos bajáramos a tierra y mientras tanto yo aproveché para explorar; lo malo fue que la exploración no me llevo muy lejos, pues la vegetación era tan tupida en ese punto que me toco conformarme con caminar por la rivera del río unos escasos metros. Unos 20 minutos después estábamos reanudando nuestro viaje. El motor aunque mejoró seguía fallando, así que en un punto Lalo nos dejo nuevamente en tierra y ahí caminamos unos metros, mientras el hizo un par de reparaciones más y pasó un sector del río lleno de rápidos, recogiéndonos más adelante. Esto me dio la oportunidad de hacer algunas fotos que no habría podido realizar desde el bote.
Después de otro sector tranquilo iniciaron varios tramos de rápidos y ahí empecé a comprender porque el nombre de ir a «raudales», nuestro bote se ladeaba de forma impresionante, bailaba con el Guayabero y nosotros dentro de él llevábamos el mismo compás, ahí ya la cámara estaba guardada, pues el agua entraba con fuerza, yo solo pensaba en dos cosas: En no caer al agua, pues perdería todas las fotos de mi travesía y en hacer fotos mentales del recorrido pues el sector está lleno de imponentes rocas apiladas cual bloques Leggo que dan al paisaje una imponencia y una belleza digna de admirar.
Cabe destacar que la zona de la Sierra de la Macarena es un ecosistema estratégico, la cual constituye una de las formaciones geológicas más antiguas de Colombia , tiene rocas del Precámbrico y está relacionada con el Macizo Guayanés. Además ha sido de vital importancia en el desarrollo y la evolución de la vegetación y la fauna de origen amazónico, andino, orinocense y guyanense.
Afortunamente pasamos sin mayores problemas y llegamos a la parte conocida como Raudal de Angostura I, donde en la orilla del río se encuentran conjuntos de petroglifos sobre una gran roca, es más fácil verlos en verano, cuando la roca queda expuesta, la mayor parte de estos petroglifos son figuras zoomorfas y antropomorfas.
La idea era continuar hasta Ciudad de Piedra, pero como no había imaginado que habían tantos lugares lindos para conocer en La Macarena, pues ya tenía comprado el tiquete de regreso a Bogotá, para ese mismo día que fui a Raudales, así que sin más nos regresamos río abajo, ahora sí, sin paradas y llegamos al casco urbano de la Macarena, allí apenas tuve tiempo para sacar la maleta del hotel, la cual ya había dejado lista y literalmente correr con maleta en mano por las calles, hasta el aeropuerto, hacer el check in veloz, esto último gracias a la colaboración de la gente de la aerolínea en La Macarena y de Juan que siempre estuvo atento hasta último minuto y prácticamente me acompañó hasta la pista de despegue.
Fue un viaje maravilloso y lleno de aventuras que repetiré el año próximo, eso sí quedándome más días, para poder conocer mucho más de este exótico y para muchos desconocido lugar.
Si lo deseas, deja tus comentarios al final de ésta página y si tienes dudas, sugerencias o preguntas, puedes contactarme, ya sea dejándome un comentario, por mail, o por el formulario de contacto.
En la sección de Viaja con Nosotros en ésta misma página (Parte inferior si estás en el celular, parte lateral derecha si estás en un portatil o PC) encontrarás información de actividades que realizamos por medio de nuestro equipo de viajes y bienestar Outdoors Mood si te llaman la atención, pregúntame por ellos, trabajamos es todo el territorio nacional, con guías de turismo profesionales y diseñamos planes personalizados.
L@s invito también a seguirme en redes sociales, los enlaces están en la parte inferior de ésta publicación. Gracias y espero recorramos Colombia y el Mundo juntos!
Buenos Viajes Viajer@s
Lorena
Dic 6, 2017
Me encanta que nos compartas tus viajes